miércoles, 12 de septiembre de 2012

Capítulo 4


El viernes llegó antes de lo esperado para Lena. No habló demasiado con Lucas esa mañana, aprovechó para estar con Annie y Lucy mientras el joven charlaba con Alan y su séquito, con algún acercamiento por parte de Rose.
Sus amigas le insistieron en que pospusiera su cita con Lucas, pero ella insistió en hacer el trabajo cuanto antes. Ambas desistieron, sabían que cuando Lena se empeñaba en algo así, no cambiaba de opinión por nada.
Lucas no siguió a Lena a la salida. Le costó deshacerse de Alan, que quería que lo acompañara a dar una vuelta. El chico se preguntó si no tendría que ir a su casa, comer y demás cosas, como el resto de los adolescentes. Apuró a comer y apenas habló. No podía negar que estaba nervioso. Cogió su mochila y empezó a rebuscar en pos de la hoja en la que apuntara los datos del trabajo. Esperaba que realmente fuera más organizada que él porque si no, iban mal.
Salió bastante antes de la hora. Su madre se ofreció en llevarlo el coche pero él se negó rotundamente. Necesitaba caminar y estirar las piernas para calmar los nervios. Al ver que llegaba más de un cuarto de hora antes, se detuvo. Pensó que debía de parecer idiota, plantado en el medio de la calle, coloradísimo pese al frío que hacía debido al viento cortante.
Antes de hacer más el ridículo se plantó frente a la casa de Lena y llamó. Le abrió el padre de la chica.
-Creo que llego algo pronto-se disculpó.
-No, mejor, así me respondes a un par de preguntas-su tono fue firme y rígido.
Lucas no consiguió evitar ponerse tenso.
-Pasa al salón.
Lucas caminó delante, vigilando ligeramente las espaldas.
-Siéntate-le señaló un sofá.
En esos momentos, Lucas podía haberse sentado sobre un cocodrilo sin haberse dado cuenta.
Le pareció que aquello una trampa, hábilmente tendida por Lena. Ella no estaba arreglada a propósito para que su padre lo descuartizara y lo metiera en un congelador. Nadie sabría que había pasado y ellos vivirían tranquilamente mientras comían estofado de carne tierna que no era de ningún animal reconocible.
Tragó saliva, esperando a que el señor Britt sacara el cuchillo. Ese momento no llegó.
-¿Vais a ir a la biblioteca?
-Sí, eso creo.
-¿La vas a acompañar a casa luego?-continuó en tono duro y sereno.
-Sí, claro.
-No me pareces mal chico pero como intentes algo raro, te cortaré en pedacitos y acabarás comido por los peces.
Los ojos de Lucas se abrieron desmesuradamente. ¡Lo sabía! Comida de humanos, comida de peces…iba a ser lo mismo.
-¡Hola!-una voz femenina y amistosa entró en escena un segundo antes de que Lucas se levantara y huyera.
-¡Señora Britt!-Lucas se levantó rápidamente mientras, por el rabillo del ojo, su amenazante interlocutor sonreía amistosamente-Encantado de volver a verla.
Ella agachó la cabeza, sorprendida por sus buenos modales,
-Lena bajará enseguida. ¿Quieres tomar algo?
-No, gracias.
Antes de que pudieran seguir hablando Lena llegó.
-Siento haber tardado.
-Técnicamente, es culpa mía por venir demasiado temprano-le enseñó su reloj, en el que todavía no habían dado las cinco.
-¿Nos vamos?-le dijo ella, un poco impaciente.
Él asintió.
-¡Hasta luego!-se despidió, dubitativo.
Hasta que no caminaron unos pasos alejándose de la casa, Lucas no se atrevió a examinar detenidamente a Lena. Llevaba puesto una malla de color negro, un jersey largo y gris y unas Converse grises. Llevaba la mochila colgada y un abrigo en el brazo derecho.
-¿Has estado alguna vez en la biblioteca?-se interesó Lena.
Él sacudió la cabeza distraído mientras observaba el perfecto alisado de Lena.
Esta comenzó a sentirse incómoda. Cogió una de las tiras de la mochila y la reguló. Apuró ligeramente el paso.
-Estuve investigando en que libros podemos mirar-le dijo, tras unos minutos.
-Siento no haber buscado nada también yo. 
Ella se encogió de hombros. Le importaba poco que Lucas no hubiera mirado nada.
Cinco minutos después estaban delante de la puerta principal de la biblioteca. La biblioteca era un gran edificio de color blanco, con ventanas tras las que se adivinaban las grandes estanterías y las mesas dedicadas al estudio.
Lena no se detuvo y entró con decisión.
-Quedémonos en la planta baja por ahora-empezó a susurrar.
Pasaron junto al mostrador de información tras el que una señora de aspecto amable los observaba.
Se acercaron a una mesa vacía y Lena dejó la mochila encima. Se sentó a la vez que colocaba el abrigo en el respaldo de la silla. Sacó una libreta con hojas llenas de apuntes y se la pasó a Lucas.
-Voy a buscar los libros-murmuró.
Lena empezó a rebuscar entre las estanterías los títulos de los libros que recordaba. Tenía cuatro cogidos cuando localizó en el estante más alto otro que necesitarían. Se puso de puntillas, tratando de alcanzarlo. Perdió el equilibrio y cayó hacia atrás, golpeándose contra un cuerpo fuerte. Unos brazos robustos la sostuvieron. Empezó a ponerse colorada cuando se giró y vio a Lucas. Este sacudió la cabeza antes de que ella se disculpara y señaló el lomo de un libro.
-¿Era este el que querías?-preguntó con voz queda.
Ella asintió. Su corazón latía muy rápido. Lucas se lo dio en la mano y ella regresó a la mesa con todos aquellos libros mientras él deambulaba en busca de más.
Lena trató de serenarse. Se dijo a si misma que no había pasado nada, que solo había sido un tropiezo, que ese cosquilleo que sintió al rozar a Lucas y cuando él la miró con esos hermosos ojos azules era algo normal. Alguna vez tendría que sentir algo diferente por alguien sin que eso significara nada.
No debía significarlo y Lena lo sabía.
Lucas regresó a su lado y ella se esforzó en aparentar que estaba prestando atención a lo que leía. De repente, las letras le parecían algo insignificante comparadas con el sentimiento que la había recorrido hacía unos minutos.
Respiró hondo y su mente comenzó a despejarse muy lentamente. Lucas estaba lo suficientemente alejado para que no se sintiera demasiado confusa.
-Lena-la llamó en voz baja, consiguiendo sobresaltarla.
Acercó su silla a ella y le señaló un párrafo del libro.
-Creo que es importante.
Ella asintió.
-Cópialo en alguna hoja o algo-apenas le había prestado atención.
Se sintió mal por no concentrarse en el trabajo. Sabía que eso no era lo que Lucas esperaba de ella.
No podía dejar de observar de reojo al chico, que no parecía nervioso ni alterado. Se limitaba a leer páginas y  más páginas y copiar alguna frase o fecha.
-¿Te importa que vaya al lavabo un momento?-le preguntó, excusándose.
Él sacudió la cabeza, sin levantar la vista.
Ella se marchó, con rapidez. No notó los ojos de Lucas clavados en su espalda, su mirada preocupada por su actitud.
Giró a la derecha en la entrada. Abrió la puerta del baño que indicaba que era de mujeres y entró. Estaba vacío, mejor. Se colocó frente al espejo y se miró durante unos instantes antes de apartar la mirada. Se esforzó por respirar lentamente, relajada. Remangó las mangas de su jersey y pulsó el botón del grifo. El agua fría comenzó a manar. Se mojó las manos y se las llevó al rostro. Se restregó con fuerza, tratando de relajarse. Cogió unos papeles de un recipiente y se secó. Con cuidado, peinó su melena. Llevaba una goma del pelo en el bolsillo, ¿se hacía una coleta? No le parecía mala opción, teniendo en cuenta que pensaba emplearse al máximo en cuanto volviera a la mesa. Con rápidos ademanes se recogió su larga melena en una coleta alta. Salió del baño con decisión, sin dirigirse otra mirada más.
Lucas la esperaba golpeteando un cuaderno con su bolígrafo. Trató de ocultar su sorpresa al ver a Lena con la coleta. Su primera reacción fue pensar que estaba preciosa. La segunda, mirar su reloj de pulsera con nerviosismo.
Lena dejó de estar tranquila cuando vio que Lucas observaba su reloj. Titubeó. ¿Había pasado demasiado tiempo en el baño? ¿O Lucas querría irse? Su ceño se frunció imperceptiblemente.
-Mejor lo dejamos por hoy-le dijo, nada más sentarse.
-¿Ya?-la sorprendió con su respuesta.
-Sí, tendrás cosas que hacer…-lo dijo en tono de disculpa.
-No-la interrumpió él.
Lena no consiguió contener una risotada. Se tapó la boca con la mano, sin comprender a que se debía su ataque de risa aunque tal vez fuera a la resolución que había en la voz del muchacho al decir que no tenía nada que hacer.
-Pero supongo que tú sí-le sonrió Lucas tras unos segundos.
-Tampoco te creas…-susurró.
-¿Lo dejamos en media hora? Al fin y al cabo, es viernes-propuso.
Ella aceptó y esta vez sí que se concentró al máximo en lo que leía y apuntaba.
Los dos cuartos de hora que habían acordado se pasaron antes de lo que esperaban y ya llevaban más de tres cuando se percataron.
-¿Te encargas tú de esta parte?-preguntó Lena, señalando los datos que había apuntado en la hoja.
-Si me aclaras un poco más que tengo que buscar…-contestó Lucas.
Ella asintió y cogió una hoja de Lucas para anotar. Él la miró fijamente.
-Creo que esto es todo…De todas formas, puedes preguntarme el lunes en clase.
Lucas se esforzó en ocultar su decepción. Esperaba conseguir quedar con la chica antes de verla en el instituto. Pero aún tenía una oportunidad, se dijo para tranquilizarse.
Empezaron a recoger. Se dio cuenta de que Lena era la que más lío tenía con los papeles y la ayudó, pasándoselos. Ella le sonrió, agradecida.
Luego, devolvieron los libros a las estanterías y se marcharon.
-Voy a llamar a mi padre para decirle que hemos salido-le indicó ella, sacando el móvil de un bolsillo.
-No hace falta-dudó-Ya le dije antes que te iba a acompañar a casa.
-No quiero que me acompañes, no me voy a perder.
Él apenas contuvo una sonrisita.
-Esto me recuerda a algo…-se burló.
Lena entrecerró los puños, enfadada de que él se burlara. No le gustaba que la tomaran por tonta.
-No te enfades. Si no te acompaño, tu padre me matará.
Sonó muy serio y consiguió que Lena empezara a reír a carcajadas.
-No creo que te mate…
-Tus padres parecen muy protectores contigo-dejó caer Lucas. Ese aspecto lo había atribuido a que ella era hija única pero cada vez le parecía más sospechoso.
-Sí…Será porque soy hija única-usó la única excusa que conocía. Lucy y Annie siempre le decían que, de todas maneras, el ser hija única influía a que sus padres se preocuparan tanto por ella.
-¿Te apetece ir a tomar un helado?-le soltó Lucas, bastante nervioso.
Lena lo miró como si estuviera chiflado. Él tardó en comprender porqué lo hacía. ¡Un helado en  noviembre! ¡Un helado con el frío que hacía! ¿En qué estaba pensando al proponérselo?
-O un batido-añadió.
Lena se encogió de hombros, por cortesía y sin demasiado entusiasmo.
-Si no quieres da igual-trató de no parecer dolido.
Lena se debatía entre aceptar o rechazarlo. No le apetecía más tiempo a solas con Lucas. Se le ocurrió decirle de quedar con Lucy y Annie. Él aceptó sin protestar.
Lena llamó a su casa para avisar de que ya habían salido pero que todavía no volvían. Su madre pareció complacida y no le dijo que no.
La chica llamó a sus amigas y quedaron en verse cerca de allí. Aunque era bastante tarde, había adolescentes de su edad paseando, ya que era viernes y todavía no había llegado la temporada de exámenes.
Lena no miró a Lucas en todo el camino y él no trató de iniciar una conversación con ella.
En cuanto se encontraron con las dos jóvenes, Lena se quitó un peso de encima. Ya no tendría que fingir ser amable todo el tiempo. Podría ser ella misma, aunque fuera durante poco tiempo hasta que Lucas la acompañara a casa.
Se saludaron alegremente.
-¿Qué tal el trabajo?-preguntó Lucy mientras le guiñaba un ojo a Lena, cómplice.
Se ganó una pequeña patada en una pierna.
-Bien, ya casi lo tenemos.
-Yo no he empezado-se quejó Annie, que iba vestida completamente de negro.
-Ni yo. Ni nadie más a parte que estos pringados-bromeó Lucy.
-Sí, pues estos pringados ya lo tienen casi terminado-le dijo Lena en el mismo tono.
Annie entrecerró los ojos y miré el reloj.
-Venga, vamos ya, que en un rato tengo que ir a casa-apuró.
-¿A dónde vamos?-les preguntó Lucas.
-A tomar algo caliente, que yo me estoy congelando-le respondió Annie.
Él asintió. Entraron en la primera cafetería que vieron y se sentaron. Tuvieron suerte y a esas horas ya no había nadie, por lo que los atendieron con rapidez. Lena pidió un té con leche, Annie un café con leche, Lucy un cacao y Lucas las sorprendió a todas al pedir una Pepsi fría. Lo miraron, escépticas.
-No hace tanto frío-se defendió.
Estuvieron un rato hablando de temas sin demasiada importancia pero la conversación se vio interrumpida por un teléfono que sonaba. Annie contestó y al instante dejó de reír. En cuanto colgó, miró a sus amigos en tono de disculpa.
-Era mi madre. Como no aparezca por casa en cinco minutos, os podéis despedir de mí. Ya tengo el testamento hecho no os preocupéis-rió.
Se levantaron y pagaron.
-¿Os apetece quedar mañana e ir a cenar una pizza?
Annie aceptó y Lucas también. Lena dudó. Tras las quejas de sus amigas, diciéndole que no podía faltar, cedió.
-Mañana os llamo-concluyó Lucy a modo de despedida.
Lucas y Lena se marcharon. Él estaba contento de volver a verla al día siguiente. Ella, enojada. No quería seguir teniendo trato con aquel joven después de lo de esa tarde.
-Al final tu padre no me matará-dijo Lucas tratando de romper el silencio.
Lena tosió.
-Bueno, si es que llegamos enteros hasta tu casa-sonrió.
En la oscuridad, su sonrisa pareció más luminosa que durante el día.
Lucas aprovechaba los momentos en los que pasaban junto a las farolas para observar el rostro de su acompañante. No parecía demasiado contenta con su compañía. Estuvo a punto de preguntarle qué estaba haciendo mal, qué la molestaba tanto. Se contuvo a tiempo.
Lena se estremeció de frío.
-No sé como antes has podido tomar el refresco con hielo, de verdad-le dijo en voz baja.
Él río pero no respondió.
-¿No serás un vampiro o algo así?-bromeó Lena.
-No te preocupes, soy perfectamente normal-usó un tono tranquilizador a propósito.
Dos minutos más tarde estaban delante de la casa de Lena. Esta sacó las llaves y abrió. Se hizo a un lado y lo invitó a pasar.
-Para que recuperes tu buena reputación ante mi padre-explicó con una sonrisa ante la expresión confusa del rostro del chico.
-¡Mamá! ¡Papá! ¡Hemos llegado!-saludó Lena, alzando la voz.
Su padre se acercó al recibidor y a Lucas no se le escapó la mirada de arriba abajo que dirigió a su hija antes de mirarlo a él con aprobación. Había superado la primera prueba.
-¿Ya tenéis todo el trabajo terminado?-se interesó.
-Casi-explicó la muchacha con una sonrisa.
-Yo…tengo que irme-susurró Lucas, cohibido-Me están esperando en casa.
-Nos vemos mañana-se despidió Lena.
-Espera-lo detuvo el padre de Lena, consiguiendo sobresaltarlo-¿Quieres que te lleve en coche?
-No se moleste, señor Britt, llegaré enseguida.
-Venga, espera un segundo que busco las llaves…
-No, de verdad-sin darle tiempo a más y para mostrar su decisión salió un poco a la puerta.
-Está bien-renunció el padre de Lena-Hasta otra-había dudado en decirle hasta mañana.
Lucas caminó a paso rápido y llegó a su casa, donde contestó a un par de preguntas sobre lo que había hecho y cenó, para irse a la cama enseguida. Estaba agotado.
Mientras tanto, Lena explicó a sus padres la información que habían seleccionado y que iba a quedar mañana con sus amigas y Lucas para ir a cenar. Sus padres se mostraron alegres.
Lena se acostó al cabo de un rato y cogió el libro que reposaba en la mesilla. Tras unas líneas lo cerró bruscamente. No era capaz de concentrarse. Alguna maléfica parte de su cerebro se esforzaba en recordarle constantemente su roce con Lucas y todo lo que había sentido. 

3 comentarios:

  1. Chica, cada vez me gusta más *-------------*
    Por favor, sube pronto o me da algo :$ Quiero saber lo que pasa con Lucas y Lena... los dos son tan... Asdfghjkl.

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  2. Hola tocaya!!
    Me encanto el capitulo,, me quede con ganas de muucho mas.
    Como van a acabar lucas y lena? en fin, me muero de ganas de saberlo.
    Un besazo

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  3. Hay no puede ser, Lena se esta enamorado de un desconocido, poco sabe de el. Que se ande con ojo y Lucaa es demasiado rarito en algunoa sentidos, pedirse una Pepsi fria cuando hace frio esdelocos (tambien lo de pedir Pepsi en vez de Coca Cola). Espero el siguiente ;)

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